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Jeff Bezos interviene directamente en la crisis que sacude a The Washington Post y a su redacción: el mensaje que envió a sus periodistas

Había permanecido en silencio en medio de un gran escándalo, que es la comidilla de los círculos de poder y de prensa de la capital de Estados Unidos. Sin embargo, Jeff Bezos, el multimillonario propietario de The Washington Post, decidió hablar este martes para intentar calmar las fuertes turbulencias que sacuden a la redacción y el liderazgo de su periódico.

El dueño de Amazon expresó su apoyo a mantener altos estándares en la histórica publicación mientras surgen preguntas sobre la integridad ética de su CEO Will Lewis y el director ejecutivo elegido para liderar la redacción, Robert Winnett, quienes han sido acusados de robar información y pinchar teléfonos para conseguir información cuando trabajaban en medios británicos.

Lewis y Winnett trabajaron para The Sunday Times, de Rupert Murdoch, y The Daily Telegraph, que suelen tener prácticas muy distintas a las estadounidenses a la hora de recabar datos.

“Sé que ya han escuchado esto de Will, pero también quería opinar directamente: los estándares periodísticos y la ética en The Post no cambiarán“, dijo Bezos en un correo electrónico a los principales líderes de la redacción, señalando su apoyo a Lewis, aunque no explícitamente.

Bezos agregó en el memo que “el trabajo no puede seguir como de costumbre” en The Post, que últimamente ha estado plagado de problemas financieros y de audiencia.

“El mundo está evolucionando rápidamente y necesitamos cambiar como empresa. Con su apoyo, lo haremos y llevaremos a esta gran institución hacia el futuro”, escribió Bezos. “Pero, como líderes de la sala de redacción que han estado dando forma y guiando nuestra cobertura, también saben que nuestros estándares en The Post siempre han sido muy altos. Eso no puede cambiar, y no lo hará”.

“Tienen todo mi compromiso de mantener la calidad, la ética y los estándares en los que todos creemos”, agregó Bezos.

El memo al personal de The Post fue enviado después de que se plantearan serias dudas sobre el compromiso de Lewis y Winnett con los rigurosos estándares periodísticos y éticos del periódico, tras la publicación de varios informes explosivos en los últimos días.

El escándalo comenzó a tomar forma tras la sorpresiva renuncia de Sally Buzbee, la primera mujer en ocupar el cargo de editora ejecutiva del Post. El CEO Lewis, que asumió el año pasado, eligió como reemplazo de Buzbee al británico Robert Winnett, que debería dejar su puesto en The Daily Telegraph para hacerse cargo de la redacción del Post luego de las elecciones presidenciales de noviembre.

El edificio de The Washington Post. Foto Getty Images via AFPEl edificio de The Washington Post. Foto Getty Images via AFP

Lewis siempre estuvo envuelto en rumores sobre sus controvertidos métodos de recabar información y es posible que ese haya sido el motivo de la renuncia de Buzbee. Lewis se había opuesto a que el Post y el prestigioso medio National Public Radio (NPR) publicaran ciertas notas sobre su pasado como mano derecha del magnate mediático Rupert Murdoch en Gran Bretaña y un escándalo de escuchas telefónicas.

Pero el sábado comenzó el estallido. Una investigación de The New York Times informó que, en sus días de periodista en Londres, Lewis publicó un artículo que se basaba en registros telefónicos robados.

El tema tomó más vuelo todavía cuando el domingo el propio Post informó en un largo artículo de primera plana que un “investigador privado” británico que usó tácticas engañosas para obtener material privado tenía vínculos con el jefe de redacción que está próximo a asumir.

Ese “investigador”, llamado John Ford, tiene una extensa carrera de engaños y maniobras ilegales para obtener información confidencial para el Sunday Times. En un borrador de sus memorias, en la que se describe como un “ladrón”, Ford cuenta su colaboración con Winnett para una serie de historias para las que entregó detalles confidenciales sobre personajes ricos y poderosos de Gran Bretaña.

O sea que Winnett, el hombre elegido por Lewis para liderar el Post, compraba información o estaba vinculado a un hombre que está detenido por robar claves bancarias, documentos privados y hacerse pasar por otras personas.

Siguiendo los estándares de rigor, los propios periodistas del Post enviaron un detallado cuestionario a Winnett y también Lewis para obtener su visión de la historia. Ambos declinaron contestar. Es decir que el CEO no respondió las preguntas de su propio periódico.

Estas noticias aterrizaron como un doble golpe en la mandíbula en la redacción de The Post. En lugar de calmar la situación, Lewis inicialmente arremetió, llegando incluso a criticar a sus propios reporteros y lanzar un ataque oficial dirigido al respetado corresponsal de medios de NPR, David Folkenflik, a quien se refirió como un “activista, no un periodista”.

Jeff Bezos, dueño del Washington Post. Foto Getty Images / AFPJeff Bezos, dueño del Washington Post. Foto Getty Images / AFP

Más tarde, Lewis envió un memorándum a los miembros del personal, adoptando un tono notablemente diferente y no conflictivo. Pero la nota no calmó la creciente ira dentro del Post, donde los periodistas expresan su frustración por la conducta de Lewis y hay seria preocupación sobre la dirección futura del periódico bajo su liderazgo, al punto que hay algunos reporteros que buscan trabajo en otros lugares.

En el Post y otras importantes organizaciones de noticias estadounidenses, el uso de tácticas engañosas en la búsqueda de noticias viola las políticas éticas básicas. En Gran Bretaña, el “blagging” —el uso de tergiversaciones para engañar a otros para que revelen información confidencial— ha sido una característica conocida de cierto tipo de periodismo sensacionalista, especialmente antes de que comenzara un ajuste de cuentas público sobre la ética de la prensa en 2011. El blagging es ilegal según la Ley de Protección de Datos del Reino Unido de 1998, pero hay una defensa disponible si se puede demostrar que los actos sirven al interés público, dijeron expertos legales.

Jeffrey Sonnenfeld, profesor y decano asociado senior de estudios de liderazgo en la Escuela de Administración de Yale, dijo a CNN que Bezos debería despedir a Lewis. Este experto, que ha asesorado a presidentes de Estados Unidos y a decenas de líderes corporativos, dijo que, si estuviera asesorando a Bezos, le diría que Lewis ha “perdido legitimidad para liderar” y que es hora de “limpiar la casa”.

“Este es un trágico colapso de la conciencia del periodismo estadounidense que avergüenza el legado de colaboración, coraje e integridad de Katharine Graham, Ben Bradlee y Marty Baron”, dijo Sonnenfeld. “Bezos debe reclutar a un editor consumado y experimentado a quien los periodistas admiren y en quien confíen”.

Uno de los medios más prestigiosos del mundo, que ganó fama mundial por el caso Watergate, The Washington Post tuvo otro pico de esplendor durante la presidencia de Donald Trump y la pandemia, bajo la batuta de Marty Baron, quien condujo la redacción hasta principios de 2021, cuando se retiró.

Desde entonces el Post ha visto una sangría de lectores, declive de sus suscripciones, recortes en la redacción y pérdidas millonarias. Con la selección de Lewis y Winnett, Bezos pensaba revertir esta tendencia pero todo falló: más allá de sus memos a la redacción, ahora el magnate deberá buscar una solución para salir de la tormenta.

Fuente: Clarín

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